Hay un mar aquí,
en esta ciudad ardiente,
en este desierto de aceras,
en esta tarde deshabitada.
Hay un mar aquí,
en ojos cerrados,
en las horas que llegan a la orilla,
en el silencio salino.
Hay un mar aquí,
en bancos de pereza,
en horizontes azul plata,
en el refugio de las velas izadas.
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