Los días se van solapando unos con otros,
unidos por un fino hilo de ocio y nocturnidad.
El ritual del café y las galletas.
Con las ideas sin matizar.
En nuestros ojos, luces rojas y verdes.
En la cabeza alguna cana se ve ya.
Con la rotación se enmascaran las carencias,
la traslación nos da pie a dudar.
¿Será este el camino correcto?
Me gusta mucho, mucho este poema.
ResponderEliminarAbrazote de kilo y medio,
Nená