Llegamos suspirando al calor omnipresente
Mirando de reojo las medidas que duelen
Llevando con normalidad la tensa espera
Pagando como propios los errores ajenos.
Llegamos suspirando al calor omnipresente
Pisando despacio el asfalto derretido
Aprovechando los momento más amables
Haciendo cuentas y recuentas, cuentas y recuentas
Llegamos suspirando al calor omnipresente
Luciendo ojeras de noches interminables
Leyendo atentamente las contraindicaciones
De las aspirinas gubernamentales.
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