Domingo interminable de color gris otoño
las vecinas cincuentonas con perfumes desagradables
pasean sobre los panfletos de la huelga general
aferrados al suelo por la lluvia
reconforta el olor a casa vieja
al abrir la puerta con gesto automático
dulce resaca de un largo día
ni el cansancio acaba con una sonrisa
que se alimenta de seguir soñando
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