Lo he sabido cuando leía la última línea de la larga novela que me ha acompañado en el calor. Se ha acabado el verano.Porque las nubes cubren la ciudad como una cama mal hecha. Porque las horas de sueño nunca son suficientes. Porque los minutos de silencio son un lujo sofisticado. Porque los embotellamientos no dejan al sol ponerse. Porque no sé cuando bajar a comprar.

el cementerio de los electrodomésticos.

He comprado un nuevo móvil, no tenía 4G
He comprado una tele, una smart tv
He comprado otro ordenador, tiene más RAM
He comprado un coche, aparca solo
He comprado un robot de cocina,
lo hace todo
He comprado un ebook, no pesa nada
He comprado una aspiradora automática
He comprado una tablet,
no sabía que hacer entre que como y veo la tele.
Y para quitarme el estrés de esta dura vida
voy a echarme un cigarro, eso sí, sin humo
 no vayamos a ensuciar el cementerio de los electrodomésticos.

Pink Floyd - Shine on You crazy Diamond (Full Song - HQ)

Luna azul

Vivir gracias a la tregua
Al sol de cara Luna
A la brisa entre ventanas
A los pétalos de risas
Entre lo que fue y será
Dejar huellas firmes
que no saben donde van
semblantes inconformistas
visten pliegues caprichosos
ánimas noctámbulas
que aún creen en la causalidad
pájaros coloridos de  pluma vieja
que ven la ciudad desde arriba
sin la menor intención de volar.

Reflexión

Siendo uno como es y dejando de serlo cada día para ser otras personas tan diferentes.
No puedo dejar de sorprenderme de la facilidad con la que entramos en el juego de simplificación.
Y aunque la mentira tiene las patas muy cortas, serán suficientes  para dar la vuelta al mundo, si no dedicamos algo de tiempo a razonar.

imperfección

Nos fuimos con la música a otra parte
Aliados de la bruma nocturna
Fortalecidos por la imperfección
Cómplices despreocupados
buscadores de bellezas escondidas
Portadores de la inocencia añeja
Con el tiempo marcado en los ojos
y los pies hundidos en la arena.
Serenos, golosos, formales.
Corredores de fondo,
siempre a la espera.
Bautizados en vinagre y miel
Con el dolor intermitente de la herida infectada.
Con el abrigo inseguro
de la intimidad compartida.

Destino

Se esconden tras la montaña
nuestras miserias, se desvanecen, se derriten bajo el sol de julio. Y se encienden las luces del pueblito blanco, mientras se pierden los ojos en horizontes de cristal, desfilan los cuerpos por un pasillo sin fin. Las muñecas alzan los relojes en una demostración de fuerza. No sé si somos de trigo o de olivo, si la vejez nos suaviza o nos aplaca. La chica del asiento de enfrente se dobla las rodillas  para ser más pequeña. Eso es indiferente para las nubes sedientas, para las líneas eléctricas. Es indiferente como este pensamiento vago que se pierde entre canciones. Que desconoce la verdad de las cosas o en su defecto su maldad.