domingo, 27 de noviembre de 2022

el tomate de mi calcetín

El calcetín solitario nunca se quejó
a pesar del agravio.
Aunque nadie se había fijado en su llamativo color, nunca levantó la voz, 
estaba acostumbrado a ser pisoteado.
Ni una palabra, aún siendo el resultado de la cruel industria.
A pesar del olor insoportable de cada día.
Nada. 
Ni siquiera ser un número, dentro de una caja sobre un palet, en un contenedor que viaja miles de kilómetros. 
Nunca un mal gesto, una mala palabra.
Y no fue menos el día que acabo en la basura,por un pequeño agujero invisible. 



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