viernes, 29 de enero de 2016

La vida del viernes se ha tornado interminable en los trenes, en las calles sin sol, los clientes, las industrias, en las rayas de los pasos de cebra, los fogones, las historias repetidas hasta ser otras historias, las sirenas de la policía, los escupitajos, la muralla de botellines, la sinceridad alcohólica, los abrazos que se van sin irse.

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